Hay programas televisivos que nos quieren mostrar la cara más oculta de la sociedad, los problemas de la clase marginal, el cuarto oscuro de nuestras ciudades del cual los rumores advierten de la temeridad que seria entrar a él. Es cierto que tienen problemas... y gordos, que en realidad no conocemos puesto que en raras veces nos hemos atrevido a poner un pie en esas tierras. Es cierto que también hay bondad...y de la ejemplar, seguramente de la que se llevaría premios y luego harían películas sobre ella, pero lo cierto es que en raras ocasiones nos hemos atrevido a comprobarlo.
Pues es en esos lugares olvidados es donde la gente alberga más ilusiones, y no son de las ambiciosas sino de las que apelan a unas necesidades básicas de cobijo, trabajo y ocio. ¿Y acaso no está el arquitecto para eso? para responder a esas necesidades y ofrecer una determinada calidad de vida? ¿Acaso no es más gratificante trabajar para gente que realmente necesita lo que estas haciendo, que para alquien que esta forrado y se le ha antojado una casa con piscina infinity en mitad del campo?
El arquitecto no está para cambiar el futuro, pero sí que está al servicio de la sociedad de su presente. Es cierto que en la Universidad todo es idílico y afuera otro gallo canta. Pero al igual que un inventor nunca seria capaz de crear algo sin haberselo imaginado antes, ¿cómo serían posible estas cosas si uno no se las plantease primero?
A propósito de lo que demanda la gente...
Arquitectura por y para el hombre. Arquitectura al servicio de la sociedad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario