lunes, 8 de marzo de 2010

Más allá de los límites físicos

¿No jugábamos de pequeños a tener poderes mágicos como los magos y  tener poderes mentales y lanzar rayos laser con los ojos tal y como pasa en las novelas de fantasía o ciencia ficción? De muy pequeña yo me preguntaba si existia realmente gente que tuviera poderes mentales.
 
En efecto, la mente humana tiene gran poder, pues lo que ésta crea, por irracional que sea, tiene una traducción a la realidad. Sólo tenemos que recordar por ejemplo los movimientos artísticos como el cubismo, el realismo, el expresionismo, etc. que son expresiones de un cambio en la ideologia de una sociedad y a la vez promotoras de ese cambio. ¿Y que hay de la capacidad de engrandecer a una o varias personas, o por el contrario de hacerla/s sumisa/s? ¿Y la capacidad de soñar del ser humano? ¿No es esta la que hace que evolucionemos? ¿Cómo habrían surgido los aviones si no hubiéramos soñado previamente con volar?

La mente puede ir más allá de los límites físicos en los que el cuerpo está afincado, y luego traducir a la realidad lo que ésta imagina de una manera u otra:  físicamente no podemos parar el tiempo, pero tenemos el cine y las novelas donde sí podemos, o de una manera más física, tenemos también herramientas para inmortalizar y documentar instantes concretos.

Entonces, si con la mente podemos ir más allá de los límites físicos, ¿por qué confinarla dentro de unos límites igual que al cuerpo en vez de dejarla divagar?
Si entendemos "espacio" como lugar perceptible y entendíble por el ser humano de una manera específica; "limite" como frontera o umbral entre un espacio entendible de una manera y otro entendible de otra;  y "paisaje" como panorama visual o visión global fruto de la recomposición mental de los distintos espacios; podemos afirmar que manipulando el espacio o el límite podemos influir psicológicamente a los habitantes de tal espacio. Podemos fijarnos como ejemplo en la configuración de una sala de conferencias, donde se entiende perfectamente quienes son los ponentes y quienes los espectadores, o en cualquier otro espacio donde se otorgue a todos el mismo rango o, por el contrario, se de distinto rango.

El espacio influye muchísimo en el estado anímico y en la conducta de los habitantes. Por poner ejemplos muy extremos, Heidi estaba muy feliz correteando a campo abierto. En cambio, en el Experimento de la prisión de Stanford aun sabiendo todos los participantes que la cosa no iba en serio, la cárcel, como espacio de reclusión, otorga unos roles distintos a los que estan dentro de las celdas respecto de los que están fuera, y lo que se afianza en la mente tiene fuertes repercusiones, solo hay que ver los resultados para ver cuán poderosa puede llegar a ser.
Pero el objetivo no es infundar una psicologia negativa con el espacio sino potenciarla hacia lo positivo y, sobre todo, darle libertad imaginativa.  Me remito ahora a la artista japonesa Kumi Yamashita y su obra City View 2003.





Hay un espacio real tridimensional tangible y otro espacio ilusorio bidimensional intangible que se unen ambos por la sombra de una mano que tiene asida la barandilla. Se intuye la presencia de una mujer en el espacio real, pero ella pertenece al espacio de la fantasía, aunque está participando del espacio real. Es posible que racionalmente el espacio acabe en el paramento, pero irracionalmente el espacio está ampliado, pero ampliado para la mente. Y es en el límite donde se trabaja la clave que confiere al espacio esta  poética y, lo más importante, una nueva percepcion.

Por tanto, ¿existen pues los poderes mentales?... la respuesta es obvia.